Hace un par de semanas o tres, en la asignatura de Pedagogía
Social, la profesora nos propuso llevar a cabo una actividad llamada “Abrazos
Gratis”.
La actividad consistía en ir por las diferentes calles de
Cáceres, portando un cartel que pusiera “Abrazos Gratis” y que las personas que
caminaran por estas, nos dieran un abrazo desinteresadamente, con el objetivo
de fomentar la confianza y las relaciones entre los individuos, rompiendo así
las barreras y estereotipos.
En principio todos aceptamos con bastante rapidez, ya que
para todos era algo nuevo y nos gustaba esta iniciativa tan novedosa.
Las profesora indicó que hiciéramos un proyecto y que nos dividiéramos
en grupos y nos repartiéramos los
papeles, es decir, quien iba a grabar, quien iba a dar abrazos, quien iba a
preguntarle a las personas que le parecía la iniciativa etc., también nos pidió
que acordáramos el día que se haría y la hora.
Casi todos en un primer momento queríamos dar abrazo, nos
parecía algo tan diferente a todo lo que habíamos hecho, que nos hacía ilusión
esta actividad.
Nos pusimos manos a la obra con el proyecto grupal, con la
hora, el día, los grupos y el reparto de papeles. Acordamos también los lugares
donde iban a ir cada grupo y también nos pareció buena idea llevar algo característicos,
así nos podían identificar si una persona iba a varios de los lugares donde nos
encontrábamos. El objeto característico era una carita sonriente hecho de goma Eva
y escrito dentro de la cara “Educadores Sociales”
En el reparto de papeles decidimos que nos íbamos a ir
turnando, así todos dábamos abrazos que era los que nos interesaba. A medida
que se acercaban los días, cada vez éramos más los ya no nos hacía tanta
ilusión eso de dar abrazos, los que ya preferíamos hacer otro papel.
A mi grupo le toco en la Plaza Mayor de Cáceres y en las
calles de alrededor, asique el 24 de marzo a las 17:00h, allí estábamos en la
vieja del periódico que es donde mi grupo acordó encontrarse, nos colocamos la
carita sonriente y decidimos empezar, aunque ya no nos hacía tanta ilusión lo
de la actividad.
Nos dividimos en grupos de dos y tres personas y nos
colocamos en nuestros lugares correspondientes, para no ir las 11 personas del
grupo juntas. Entre risas y nervios empezamos con la actividad, a medida que
pasaba el tiempo, se nos fue quitando las tonterías de no querer hacerlo, se
nos empezó a quitar los nervios y empezamos a sentir lo que en un primer
momento nos había movido para llevarla cabo, empezamos a sentir la diferencia
de esa actividad con respecto a otros que habíamos hecho, empezamos a sentir lo
que significaba trabajar con personas.
Yo fui una de las últimas personas que porto el cartel,
porque no estaba muy convencida, y cuando lo hice, Luisa me dijo – a que te
gusta. He de decir que cuando lo hice sí que me gusto, que cuando di el primer
abrazo se quitaron los nervios y que me
hubiera gustado hacerlo más días.
En el trascurso de la actividad nos encontramos de todos,
personas que se reía, personas que no quería dar abrazos, personas que daban
dos y tres abrazos, personas que decían que esta iniciativa se debería de hacer
más, etc.
En mi opinión, puedo decir que en líneas generales la iniciativa
tuvo bastante éxito y aceptación por parte de los ciudadanos. Y como
experiencia personal considero que es una práctica enriquecedora, que me hizo
tener más claro el objetivo de porque estoy haciendo está carrera, que me
encanta ayudar a las personas, que no hay satisfacción más grande que sacar una
sonrisa, en definitiva que ser Educador Social no es un trabajo, sino un estilo
de vida que yo he elegido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario